Este martes por la noche la diputada libertaria Juliana Santillán cuestionó, muy suelta de cuerpo, a los trabajadores del Hospital Garrahan por reclamar que su sueldo se encuentra por debajo de la Canasta Básica Total. Como supuesta prueba planteó que, según el INDEC, este sería de $ 360 mil. La afirmación, ridícula e insultante, fue ampliamente viralizada en redes sociales, por lo obsceno. Esta diputada cobra $ 3,8 millones.
Pero las dietas de los senadores resultan aún más provocadoras: un senador percibe, luego del aumento oficializado este martes, $ 9,5 millones, es decir 12 veces lo que cobra un médico pediatra residente en el mayor hospital pediátrico del país por una semana laboral de 70 horas, incluyendo guardias de 24 horas, casi sin descansos y quienes se dedican a tratar, por ejemplo, el 40 % de los casos oncológicos en niños.
La comparación es todavía más brutal si lo comparamos con la jubilación mínima, que incluyendo el bono no llega siquiera a los $ 370 mil. Traducido, un senador cobra casi 26 jubilaciones mínimas. El mismo monto que para la diputada Santillán vendría a cubrir los gastos de una familia. Un verdadero escándalo: estos senadores que se aumentan dietas millonarias son los mismos que vienen ratificando el ajuste de las “fuerzas del cielo” a fuerza de votos.
Recordemos: son los mismos que votaron la Ley Bases, el ajuste a los jubilados y que vienen garantizando el sometimiento al Fondo Monetario Internacional. Los legisladores del PTS en el Frente de Izquierda cobran como un docente, aportando el resto de su dieta a diversos conflictos populares. Que todos los legisladores cobren como una maestra es una propuesta que diputados como Nicolás del Caño o Myriam Bregman han presentado una y otra vez ante el Congreso, siendo rechazada una y otra vez por esta casta que legisla al servicio de los grandes empresarios y al servicio de las grandes mayorías.