Por Lic. Nicole Rosenberg *
Fiel a su estilo unilateral e informal, el pasado martes 1 de julio el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó en su red social “Truth Social” que Israel ha aceptado “las condiciones necesarias” para implementar un cese del fuego de 60 días en la Franja de Gaza. En dicha publicación, afirmó que “Los qataríes y egipcios, que han trabajado muy duro para ayudar a traer la paz, entregarán esta propuesta final”, y agregó: “Espero que, por el bien de Medio Oriente, Hamás acepte este acuerdo, porque [la situación] no mejorará: sólo empeorará”.
El viernes anterior a este anuncio, Trump había anticipado ante periodistas que esperaba concretar un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás durante la visita oficial del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Estados Unidos, que se prevé para la segunda semana de julio. Por su parte, Netanyahu no ofreció detalles sobre los temas de la visita, más allá de mencionar que se abordará un acuerdo comercial. Empero, se espera que tanto Gaza como Irán sean parte central de las conversaciones en Washington.
De concretarse, este sería el segundo alto el fuego entre Israel y Hamás en lo que va de 2025. El primero entró en vigor a mediados de enero, tras intensas negociaciones mediadas por Estados Unidos, Egipto y Catar, y permitió la liberación escalonada de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, así como la apertura de corredores humanitarios. Sin embargo, la tregua se quebró el 18 de marzo, cuando Israel reanudó los bombardeos masivos sobre Gaza y retomó las operaciones terrestres en el corredor Netzarim, en respuesta al estancamiento en la transición hacia un acuerdo permanente. Ese episodio marcó el fin efectivo del cese al fuego, tras casi 60 días de relativa calma.
Hasta el momento, 4 de julio, Netanyahu no ha emitido un comunicado oficial, ya sea confirmando o negando los dichos de Trump. Sin embargo, en una declaración pública, el premier israelí dejó en claro que el objetivo de eliminar a Hamás sigue firme. Según sus palabras: “No habrá un Hamás”, no se volverá al estado anterior a la guerra (en la Franja de Gaza) y se liberará a los rehenes israelíes.
A lo largo de las negociaciones —y esta vez no es la excepción— Israel se mantuvo firme ante tres puntos claves: la devolución de todos los rehenes (según estimaciones oficiales, aún quedarían unas 50 personas en Gaza, entre cautivos vivos y cuerpos); el despliegue continuo de tropas israelíes en la Franja, justificado en razones de seguridad nacional; y la remoción total de Hamás como actor de poder en el enclave.
Hamás, por su parte, ha rechazado sistemáticamente cualquier propuesta que no contemple la retirada total de las fuerzas israelíes de la Franja y el cese definitivo de la ofensiva militar. Ambas demandas, junto con la provisión sostenida de ayuda humanitaria para la población gazatí, fueron reafirmadas en un comunicado difundido por el grupo el pasado 2 de julio.
En suma, se trata de una noticia en desarrollo, por lo que será clave seguir de cerca las declaraciones de los mandatarios y la visita de Netanyahu a Washington. Lograr un alto el fuego continúa siendo una meta difícil de alcanzar. Considerando ambas posturas, todo indica que cualquier avance dependerá de negociaciones complejas y concesiones mutuas que, por el momento, siguen sin concretarse.
*Investigadora del Instituto Rosario de Estudios del Mundo Árabe e Islámico (IREMAI) – UNR