Su bajo contenido de azúcar, la fibra de la pulpa y los antioxidantes hacen del limón un aliado natural para controlar la glucemia y prevenir diabetes.
Mantener estables los niveles de azúcar en sangre es clave para prevenir y controlar la diabetes, y en ese camino, la alimentación juega un rol protagónico. Entre los alimentos recomendados, el limón destaca no solo como condimento, sino como un poderoso aliado metabólico.
Un estudio clínico publicado en el European Journal of Nutrition demostró que el jugo de limón puede reducir el pico de glucemia postprandial (después de las comidas) en un 30% y retrasarlo más de 35 minutos. Esto se debe a la acidez del cítrico, que retrasa la digestión de los carbohidratos y la absorción de glucosa.
Pero además del jugo, la pulpa y la cáscara del limón contienen pectina, una fibra soluble que forma una barrera gelatinosa en el sistema digestivo y ralentiza la absorción de glucosa, evitando subidas bruscas en la glucemia.
Por otra parte, este cítrico aporta vitamina C y flavonoides antioxidantes, que mejoran la sensibilidad a la insulina y protegen a los órganos que metabolizan el azúcar del estrés oxidativo.
Cómo consumirlo
El limón es versátil y puede incorporarse de distintas maneras:
Agua tibia con limón en ayunas, para comenzar el día favoreciendo la digestión y el equilibrio glucémico.
Aderezo en ensaladas, preferentemente con pulpa, para sumar fibra y evitar salsas calóricas.
Marinar carnes o pescados, añadiendo sabor y propiedades funcionales.
En bebidas, como infusiones, tés o batidos, sumando jugo y ralladura.
En postres saludables, como yogures con ralladura de cáscara, aprovechando toda la fruta.
Para potenciar sus beneficios, se recomienda utilizar el limón entero: su jugo es útil, pero la fibra que regula el azúcar está en la pulpa y la cáscara.
Más que control glucémico
El impacto del limón en la salud va más allá de la regulación del azúcar. Su combinación de ácido cítrico, vitaminas del grupo B y C, potasio y calcio apoya la salud del hígado, fortalece el sistema inmunológico y ayuda a prevenir cálculos renales.
También tiene efectos cardiovasculares positivos, favoreciendo la elasticidad arterial y la regulación de la presión. Gracias a su efecto saciante y sus propiedades antimicrobianas, es ideal para el control del apetito y para combatir síntomas leves de resfríos.
Otras frutas con bajo azúcar
Si el objetivo es controlar el azúcar en sangre, hay otras frutas que también pueden sumarse:
Pomelo: 5,4 g
Frutilla: 5,5 g
Melón: 5,7 g
Mora: 6,2 g
Sandía: 6,3 g
Membrillo: 6,3 g
Frambuesa: 7 g
Damasco: 7 g
Todas aportan fibra, antioxidantes y bajo contenido de azúcares simples, ideales para una alimentación saludable y preventiva.
Fuente: SFA/R1