Fideo se hizo cargo de un tiro libre desde casi 30 metros y con un remate certero provocó el estallido en el Gigante. Ni siquiera la volada de Espínola pudo evitar la inevitable, el sonido de la pelota pegando en la red. El daño estaba hecho. Una vez más el zurdo de los goles importantes con la selección hizo feliz a los hinchas. Esta vez con la camiseta de Central y en un Clásico. Otra pared tumbada
Por Franco Scala
Fotos: Juan José García
Ángel Di María volvió a escribir una nueva página en su rica y extensa trayectoria. Fideo fue el héroe auriazul en el triunfo por 1-0 de Central sobre Newell’s. Se hizo cargo de un tiro libre desde casi 30 metros y con un remate certero provocó el estallido en el Gigante. Ni siquiera la volada de Espínola pudo evitar la inevitable, el sonido de la pelota pegando en la red. El daño estaba hecho. Una vez más el zurdo de los goles importantes con la selección hizo feliz a los hinchas. Esta vez con la camiseta de Central y en un Clásico. Otra pared tumbada.
El propio Di María declaró que muchos lo putearon por no volver el año pasado. Pero el once del Canalla canjeó esos insultos por ovaciones, aplausos, idolatría eterna. Porque hacer un gol en el Clásico es un plus extra para cualquier jugador. Y más si ese grito sirve para ganar un partido que pintaba para 0-0. Un 23 de agosto, pero de 2008, Di María convertía el gol que le dio la segunda medalla de oro a la selección argentina. Fue en Beijing ante Nigeria. Esa tarde de calor asiática. Fideo aprovechó una asistencia de Messi para picarle la pelota ante la desesperada salida del arquero nigeriano. Y 17 años más tarde lo hizo otra vez, pero en esta ocasion con los colores del club que ama.
El gol de Ángel Di María en slow motion, directo al Louvre ⚽️✨ pic.twitter.com/79vR0JZV73
— VSports Team (@VSportsTM) August 23, 2025
Fideo se mostró más activo que en otras presentaciones. Esta vez no jugó tan estancado por la derecha, sino que intentó siempre buscar un socio ideal para lastimar.Durante el primer tiempo tuvo un duelo especial con Banega, ex compañero de selección argentina, porque el capitán de Newell’s le cometió una falta y luego Fideo se la devolvió. En el complemento tuvo el gol en su delicado pie izquierdo, pero su remate fue bloquedo por Noguera en la puerta del área chica. Era un presagio de lo que pasó minutos más tarde.
A los 36 minutos del segundo tiempo, Newell’s atacó más de lo necesario y dejó huecos en el medio. Eso provocó que Coronel inicie una contra peligrosa. En el retroceso, el urugauyo Fernández le cometió falta a 30 metros del arco de Espínola. Herrera, de buen arbitraje, cobró la infacción y amonestó al jugador leproso. Di María se tuvo fe y pidió la pelota, a pesar de la presencia de Malcorra, un especialista en la pelota parada y en marcarle a Newell’s por esa vía. Angelito tomó cuatro pasos de distancia. Se paró inclinado, similar a un jugador de rugby. Y con esa zurda endiablada la colgó del ángulo. Delirio total en el Gigante. La camiseta 11 voló por los aires. La corrida del festejo, el abrazo de sus compañeros y la dedicatoria especial para su familia con su clásico corazón. Incluso hasta el Ogro Fabbiani se rindió ante su jerarquía. El técnico de Newell’s no pudo esconder su gesto de «que golazo».
Ese gol quedará grabado por siempre en Di María. Porque fue el primero en un Clásico. Porque sirvió para ganar por primera vez en el Gigante en el Clasura. Porque con ese grito la diferencia se estiró a 21 en el historial a favor de Central. Porque fue el quinto triunfo al hilo de Central sobre Newell’s, algo que nunca había pasado en la historia del derby rosarino.
Di María, el jugador resiliente por naturaleza lo volvió a hacer. Marcó en un Clasico, en el primero desde su vuelta al Canalla. Y ahora Fideo quiere más. Quiere salir campeón con Central.