“La IA agéntica es muy incipiente, recién la estamos empezando a ver. A diferencia de la generativa, que es un colaborador que aumenta la eficiencia del ser humano, la agéntica puede reemplazar al humano en algunos aspectos. Cuando le damos una instrucción, el agente la ejecuta, mide el error de su acción, y si le damos libertad, se autocorrige. Itera con un nivel de autonomía y de productividad absoluto”, explicó Julio Hutka, Director de Negocios Corporativos de Telecom Argentina.
“El agente tiene APIs que interfacean con las máquinas y ejecuta acciones. Mide el resultado de esa máquina y reconfigura el algoritmo aprendido. Se auto reconfigura. Y además puede dialogar con otros agentes. En esa autocorrección constante llega a un nivel de autonomismo que el humano no puede controlar, porque los agentes interactúan entre ellos y se corrigen”, destacó el especialista.
Esta complejidad es clave para entender qué está pasando entre las grandes empresas con la adopción de la Inteligencia Artificial para optimizar sus procesos. “Las compañías tenemos que empezar a trabajar sabiendo que mientras estamos usando hoy una herramienta de IA, se está desarrollando una nueva versión. Y esta renovación cada vez más acelerada nos pone frente a un desafío permanente para adaptar esta realidad a las actividades productivas”, añadió Hutka.
Ante una consulta de Ámbito, el experto admitió que la mayor preocupación actual de los CEO en todo el mundo es cómo obtener resultados concretos de la incorporación de la IA. Y dijo: “Hay un montón de riesgos de que si esto no se transforma en un resultado de negocio las empresas fracasen, porque es un proceso costoso. Y las empresas no van a poner plata ilimitadamente si no ven rápidamente el resultado de negocio. Existe un riesgo, ya que exige inversiones importantes que si no está muy atado al resultado de negocio, se puede gastar mucha plata sin llegar a nada”, planteó.
“Por eso es tan importante que las soluciones que se propongan hagan sentido con la propuesta de valor de la empresa. Nadie pone un peso si no tiene un retorno rápido en el negocio. Ese es el desafío a nivel management de las organizaciones respecto de la adopción de esta nueva tecnología. O sea, no hay duda que hay que hacerlo, pero cómo hacer la gestión y la gobernanza para no embarcarse en un proyecto que implica gastar un monto infernal de dinero y que luego quede en el laboratorio”, añadió.
Hutka habló en la reciente edición del encuentro tecnológico SummIT 2025, donde Telecom compartió las experiencias sobre los nuevos desarrollos tecnológicos con sus clientes y proveedores. En ese marco, concluyó: “Desde Telecom, creemos que hay que avanzar con IA pero siempre en base a casos de uso concretos y escalables, porque si no, el riesgo al fracaso es muy alto”.
Una encuesta global refleja las dudas sobre la inteligencia artificial
La preocupación y las dudas que todavía rodean la implementación de la IA entre las empresas y personas también quedó reflejada en los resultados de una encuesta mundial realizada por KPMG y la Universidad de Melbourne, Australia, respondida por más de 48.000 personas titulada “Estudio global sobre la confianza, actitudes y uso de la inteligencia artificial”.
Allí, se advierte, entre otros resultados, que más de la mitad (54%) de los encuestados se muestra reticente a confiar en ella. Además, las personas son más escépticas respecto a la seguridad, la protección y el impacto social de la IA, y confían más en su capacidad técnica siendo que el 72% acepta su uso.
Las personas que respondieron la encuesta de las economías avanzadas, en comparación con las economías emergentes, son menos confiadas (39% frente al 57%) y menos tolerantes (65% frente al 84%), respectivamente.
En líneas generales, la Argentina muestra, como la mayoría de los países emergentes, una mayor adopción, confianza y alfabetización en IA que los de las economías avanzadas. Por ejemplo, el 44% de los encuestados en Argentina considera que los beneficios de la IA superan los riesgos.
Este valor está por encima del promedio global (42%) y de varios países desarrollados como EEUU, Francia o Alemania.
Mauro Avendaño, socio de Tecnología de KPMG Argentina, explicó: “Es interesante como los indicadores de adopción, uso y formación son mayores en nuestras economías donde realmente estas tecnologías son un factor de diferenciación, y una necesidad de evolución y escala de negocio y supervivencia en un mercado creciente.”
Los datos clave de la investigación mundial sobre IA
Uso y comprensión. Dos de cada tres personas (66%) utilizan la IA de forma intencionada y regular, y tres de cada cinco afirman poder usarla eficazmente. Sin embargo, la mayoría (61%) no cuenta con formación en IA y la mitad declara tener conocimientos limitados. Las personas en las economías emergentes reportan un mayor uso regular (80% frente al 58%), formación (50% frente al 32%), conocimiento (64% frente al 46%) y eficacia (74% frente al 51%) que las personas en las economías avanzadas. Las personas más jóvenes, con estudios universitarios, con mayores ingresos y capacitadas en IA, manifiestan mayor confianza, uso y conocimiento.
Beneficios y riesgos. Las personas afirman experimentar tanto beneficios como consecuencias negativas del uso de la IA. Si bien muchos reportan mejoras en la eficiencia, la accesibilidad, la toma de decisiones y la innovación, las preocupaciones sobre la ciberseguridad, la privacidad y la propiedad intelectual, la desinformación, la pérdida de la conexión humana y de empleo, y la descalificación son generalizadas. La ambivalencia del público hacia la IA es evidente, con opiniones divididas sobre si los beneficios superan los riesgos en las economías desarrolladas.
Regulación y gobernanza. Existe un fuerte mandato público para la regulación de la IA: el 70 % cree que es necesaria. Sin embargo, solo el 43 % cree que las leyes actuales son adecuadas. Las personas esperan leyes internacionales (76 %), regulación gubernamental nacional (69 %) y co-regulación con la industria (71 %). El 87 % también desea leyes y verificación de datos para combatir la desinformación generada por la IA.
Adopción en el trabajo. Tres de cada cinco (58 %) empleados utilizan la IA en el trabajo de forma intencionada y regular, y un tercio la utiliza semanalmente. Las herramientas de IA generativa son las más utilizadas, y muchos empleados optan por herramientas gratuitas y públicas en lugar de las opciones proporcionadas por sus empleadores. Las economías emergentes lideran la adopción por parte de los empleados, con un 72 % que la utiliza regularmente, en comparación con el 49 % en las economías avanzadas.
Impactos en el trabajo. Más de la mitad de los empleados reportan beneficios en el rendimiento gracias a la IA. Sin embargo, también reportan impactos mixtos en la carga de trabajo, la interacción humana y el cumplimiento normativo, y dos de cada cinco creen que la IA reemplazará puestos de trabajo en su área. Muchos empleados reportan un uso inapropiado, complaciente y poco transparente de la IA en su trabajo, lo que contraviene las políticas generando errores y dependencia. La gobernanza y la capacitación para apoyar el uso responsable de la IA parecen estar retrasadas en su adopción.
Participación estudiantil. Cuatro de cada cinco estudiantes (83%, predominantemente de educación superior) usan IA regularmente en sus estudios, reportando beneficios como eficiencia, personalización del aprendizaje y reducción de la carga de trabajo y estrés. Sin embargo, el uso inapropiado, complaciente y poco transparente de la IA por parte de los estudiantes es generalizado, lo que produce preocupación por la excesiva dependencia y la disminución del pensamiento crítico, la colaboración y la equidad en la evaluación. Solo la mitad afirma que su centro educativo cuenta con políticas, recursos o capacitación para apoyar el uso responsable de la IA.