Emiliano Yacobitti, vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), criticó el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario y alertó por la situación crítica del sistema educativo superior. “Los sueldos de los docentes universitarios arrancan en los 250 mil pesos”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).
Emiliano Yacobitti es contador recibido de la Universidad de Buenos Aires. (UBA) Es político argentino, perteneciente a la Unión Cívica Radical desde el año 2019. Por ese partido fue electo diputado de la ciudad de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como vicerrector de la UBA.
Las universidades reclaman la reglamentación de la Ley de Financiamiento Universitario y la actualización de los salarios
Esto no les gusta a los autoritarios
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Tenemos un presidente que en realidad no solamente no tiene sensibilidad social, sino política. Se volvió a colocar en contra de quienes hicieron la mayor movilización en el momento de mayor fuerza del actual Gobierno el año pasado.
Sí, y en contra de la voluntad mayoritaria del Congreso. Todos nos sorprendimos cuando leímos el veto. Teníamos alguna expectativa de que la ley no se iba a vetar porque tiene un costo fiscal del 0,126% del PIB, según el propio veto. Si comparas lo que dejó de percibir el Estado por cobrar o por bajar bienes personales, que es cuatro veces más, no parece ser algo significativo, más allá de que todos los recursos del Estado hay que cuidarlos y todos son importantes. Es muy particular por los reclamos que veníamos haciendo en cuanto a gastos de funcionamiento que no tienen actualización, en cuanto al salario de los profesores y los trabajadores, que la gran mayoría está bajo la línea de la pobreza. Un médico residente del Hospital de Clínicas cobra 1.200.000 pesos. Un titular con máxima dedicación y con máxima categoría 1.400.000, y arrancan con 250.000 pesos.
Lo que nos sorprendió a todos es que el veto deja claro el ajuste en los gastos de funcionamiento que se viene produciendo y deja claro el problema salarial que hay. Todo el mundo siempre escuchó que se reclamaba por los salarios de los maestros y los profesores universitarios. Y eso es cierto. En el gobierno anterior y en el anterior siempre se reclamó porque eran salarios injustos. En nuestro país, lamentablemente, no se prioriza el salario de algo tan estratégico como es el que educa.
Ahora bien, lo que siempre venía pasando es que los salarios, que estaban en un nivel apenas de subsistencia, venían acompañando la inflación. Desde el 10 de diciembre del 23 a hoy, perdieron el 40%. Por eso llegaron a valores de indigencia casi. Una persona que es responsable de la parte técnica de un laboratorio entra a la universidad y cobra 531.000 pesos. Y todas estas cosas quedan claras en el decreto. No nos queda mucho más que pensar que es una política de estado donde las universidades públicas y el conocimiento no tienen lugar. Lo mismo pasa con el Garrahan, lo mismo pasó con los jubilados.
¿Cómo lo interpretás políticamente?
Yo creo que es no escuchar. La sociedad se expresa en las elecciones, y el Gobierno tiene un problema de incorporar lo que está pasando. Lo que vimos en la elección que pasó el fin de semana, más allá de si era correcto nacionalizar o no nacionalizar una elección, es que la gente no puede más. La gente soportó muchas cosas que le costaba procesar, como superpoderes, vetos indiscriminados, decretos de urgencia indiscriminados, teniendo una expectativa. Hoy, a la mayoría de las familias que viven de su salario, como puede ser un docente, como puede ser un médico, como puede ser un contador, el mes se le termina el 20, como decía Oliveto. ¿Y qué quiere decir que se termina? Que después del 15 lo que hacés es privarte de todo con tal de llegar a fin de mes. Y esto le pasa a gente con trabajos calificados.
La universidad gratuita es quizás el mayor símbolo del ascenso social, del esfuerzo, de la posibilidad de que el hijo de un obrero sea doctor. La existencia de la universidad pública gratuita es uno de los elementos que constituyen a la Argentina como un país de clase media. No es simplemente quienes enseñan, y no les quiero restar importancia, sino la cantidad de personas que estudian. Es el significante de la movilidad social argentina.
Sí. En la Universidad de Buenos Aires, que es muy céntrica, el 50% de los que ingresan al ciclo básico común son hijos de primera generación. A medida que te vas alejando de la ciudad de Buenos Aires, en otras universidades es el 80%. ¿Qué quiere decir eso? Que el hijo apuesta a tener un mayor nivel de capacitación que sus padres. Yo lo diferencio mucho, porque a quienes educan y a quienes no se educan les cuesta mucho. No es que la educación pública sea gratis: es no arancelada y vos la pagás con tus impuestos. En un país que tiene un sistema tributario correcto, el que más tiene más paga. Mi hija o tu hija, si van a una universidad pública, no van a pagar lo mismo que el compañero que está al lado en el mismo banco aprendiendo lo mismo, que es el hijo del jardinero.
No podés pretender cobrar en base a lo que se enseña a la gente. Es al revés: mientras más gente tengas en las universidades públicas, mejor va a ser para el país, incluso a nivel de futura recaudación. Pero también en otros aspectos de la vida social, como en la vida de la representación política, en la gestión del Estado, en el compromiso con el medio ambiente. Lo que no tiene lugar en este gobierno son los lugares de promoción de conocimiento y capacidad crítica. Si no, de otra manera no se entiende, porque esto no es un problema económico para el Gobierno.
¿Cómo sigue? Hoy comienza todo un periodo de resistencia.
Después de no tener respuestas con los interlocutores del Gobierno, los que nos propusimos desde todas las universidades del país es ir al Congreso. El Congreso votó la ley en las dos cámaras, y el Gobierno la vetó. Ahora la cámara por donde arrancó la ley tiene que arrancar con la insistencia y conseguir los dos tercios.
Todo indica que se conseguirán.
Esperemos que sí. La otra vez nos faltó poquito. Lo que sí está pasando es que las universidades están empezando a funcionar en estado crítico. Más allá de los docentes que se van o los docentes que bajan la cantidad de horas para poder trabajar en otro lado, hay un problema con los gastos de funcionamiento. Así como hubo llamados de atención en los hospitales se actualizaron, los gastos de funcionamiento de educación, que son básicamente para pagar la luz y los servicios básicos, porque obras hay cero, ha sido actualizado en el último año solo un 20%. Con lo cual llegamos hasta acá y ahora vamos a restringir servicios para funcionar en estado crítico hasta que la situación se resuelva.
¿Cómo sigue la resistencia: manifestaciones, toma de conciencia, lo que fue el año pasado la mayor manifestación contra el gobierno?
Vamos a hacer una convocatoria desde todas las universidades del país y también de los sectores de la salud pediátrica, como el Garrahan. Vamos a convocar a la sociedad para el miércoles, que es cuando se toma la decisión la insistencia en contra del veto. Seguramente entre las 16 y 17 horas para que la gente pueda ir después de sus trabajos. Vamos a pedirle a toda la sociedad que se manifieste para decirle a las diputadas y diputados que tienen que hacerse cargo. Ya no es un problema de Javier Milei, ya no es una decisión política de Milei. Ahora ellos tienen que decidir si quieren seguir teniendo universidades públicas que nos pongan en los mejores rankings del mundo, que nos den premios Nobel y que sean el principal factor de acceso social que tiene la sociedad argentina.
¿Cómo ves que van a ser las elecciones nacionales en octubre? ¿Qué papel crees que van a cumplir los candidatos que apoyás y la corriente que seguís? ¿Te imaginas que las elecciones de este domingo son un reflejo de lo que puede suceder en las nacionales de octubre, o hay particularidades en el distrito de la provincia de Buenos Aires que no permitan pronosticar el mismo resultado?
Obviamente que las elecciones locales tienen particularidades, pero el Gobierno no viene teniendo buenos resultados. No solo en la provincia de Buenos Aires. Algo parecido pasó en Corrientes. También veo que la sociedad corrió el velo. En algún momento veías mucha gente haciendo mucho esfuerzo porque no quería volver al pasado y creía que eso estaba pasando. Cuando empezaron a ver las dudas y las sospechas de corrupción sobre temas tan sensibles, empezaron a retroceder y a perder la confianza en el Gobierno.
Creo que el principal rol que tiene la fuerza política donde estoy es construir una oposición al Gobierno que sea mejor oposición que el kirchnerismo. Lo que no nos puede pasar es que la sociedad tenga que elegir otra vez, ni ahora ni en el 2027, entre lo malo o lo peor, entre este Gobierno que no me gusta y el anterior que nos trajo a este Gobierno. Eso es lo que no nos puede pasar y yo voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para eso.
Hay buenos ejemplos para mostrar gestión. Esto que se está armando de Provincias Unidas muestra gobernadores con gestión y muestra legisladores con mucha firmeza y muy genuinos, como es el caso de Martín (Lousteau), que es alguien que se bancó todo el gobierno en contra por decir: «Este es un camino que nos lleva a destrozar la clase media». Es un frente que se presentó en 14 provincias, donde lo integran muchas fuerzas políticas.
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Ya llegó a 18 provincias, me decía Schiaretti este jueves 11. En ese contexto, uno lo ve muy fuerte en el interior del país, pero al mismo tiempo ve la gran dificultad de poder hacer pie en tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires. ¿Por qué terminaron separados Manes y Lousteau?
Hay un problema que es que no hay PASO, y eso complica el armado de las listas. Yo lo vi muy de cerca y no creo que sea un problema, porque todos tenemos en claro que los que pensamos parecido tenemos que estar juntos, pero en algún momento había que armar una oferta. Nosotros pensamos que Gracielo Ocaña, que viene trabajando en la Ciudad, siempre hizo un buen trabajo. Y a Facundo lo teníamos como candidato en Provincia de Buenos Aires.
Sí, yo también lo imaginaba en Provincia…
No me parece mal que se presente donde quiera. A mí lo que me importa es lo que votan los diputados en el Congreso en esta elección, no tanto en qué espacio político están. Creo que el espacio político de Unidos es el espacio que tiene de diferencial, que es un espacio colectivo. Para generar una oposición, necesitas un espacio colectivo donde priorices la gestión y la mirada productiva, y eso está empezando a pasar. Pero no quiere decir que no se incorporen otros, como Horacio Rodríguez Larreta. Cuando tenés que armar una lista, hay uno que dice: «Yo quiero estar acá, yo quiero estar ahí». Bueno, hay un solo lugar, y para algo está la cancha, y la sociedad va a acomodar esa diferencia. Si hubiésemos tenido PASO, seguramente eso después se intercalaba en la lista, que espero que sea lo que pase en 2027 en la Ciudad de Buenos Aires, para que siga siendo una ciudad que tenga valores tan importantes como la educación, la salud, la cultura, que hoy vienen siendo bastante pisoteados por el Gobierno nacional. Y lo mismo para la Argentina. Yo creo que pensar una Argentina sin un Estado eficiente es increíble.
Y dicho con todo respeto, la posibilidad de que sean electos Ocaña o Manes como senadores en la ciudad de Buenos Aires es remota.
Sí, en la elección de senadores, el primero y el segundo se llevan los senadores.
Exacto. Mientras que en Diputados, obviamente, sí tenés posibilidades. Yo siempre interpretaba que la candidatura a senador en la ciudad de Buenos Aires era testimonial. Lo tomaba como un acto de generosidad de Manes el querer ser senador en la ciudad sin, a mi juicio, posibilidad de ganar, sino dejar el espacio para que Provincias Unidas pudiera tener de primer candidato a quien había sido el candidato a vicepresidente de Juan Schiaretti.
Se hace lo que se puede, y uno trata de hacer lo que no se pudo en la próxima elección. Como cuando yo planteaba que teníamos que ampliar Juntos por el Cambio e incorporar a Schiaretti y no llegamos, y creo que hoy se está haciendo.
TV CP