Aunque el ciclo lectivo 2025 ya terminó, hay un tema relacionado a la educación que no sale de la agenda: el uso de celulares en menores y en las aulas. En ese sentido, hace poco más de una semana Australia sancionó una ley histórica que prohíbe a los menores de 16 años crear perfiles en redes sociales. También en los últimos días ganó relevancia nacional la iniciativa de más 300 padres de un colegio de Mendoza, comunidad que se puso de acuerdo en no darles smartphones a sus hijos hasta que cumplan 13 años. La escuela, la tecnología -más precisamente los celulares- y la presencia del Estado y de las familias son las protagonistas de ambas medidas. Ahora bien, ¿cómo es la situación en Rosario? ¿Cómo se manejan las escuelas con la presencia de los celulares en los salones de clase?
En el caso de Australia, el Estado es el creador de la política pública que busca proteger a los menores. En Mendoza, es la comunidad de padres de un colegio privado los que pusieron el tema sobre la mesa. ¿Cuál es el lugar que le queda a las escuelas? ¿Cuáles son las disposiciones oficiales por parte del gobierno en Santa Fe?
Celulares en menores, un problema no solo en las escuelas
Apuestas deportivas en línea en el recreo -y a veces en clase también-, ciberacoso y chicos distraídos en clase son algunas de las preocupaciones principales de los docentes de las escuelas secundarias de Rosario, y, en algunos casos, también de las familias. “En primaria prácticamente no utilizan, en secundaria según la escuela, algunas lo prohíben directamente, otras lo retiran con cajitas o no lo permiten en el aula y sí en los recreos”, expresa Arístides Álvarez, exdirector del Instituto Superior Zona Oeste y presidente de la Asociación Civil «Si nos reímos, nos reímos todos».
Inhibidores de señales a las páginas de apuestas, cajas para que los alumnos guarden los celulares durante las horas de clase y el “regreso a la analógico” en las tareas y trabajos prácticos para sortear a la inteligencia artificial, son algunas de las estrategias que los colegios desplegaron para escapar a los celulares en el aula. “No fui partidario de prohibirlo mientras fui director, pero hoy ya no creo en su función pedagógica que sí fue importante al principio y durante la pandemia”, señala Arístides Alvarez, y agrega: “Hoy distrae, permite sacar fotos sin permiso a compañeros y docentes y hacer ciberacoso”.
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¿Y en el recreo que pasa? «Si les permiten el celular en el recreo, no socializan, no juegan, no hablan entre ellos», continúa Álvarez. En escuelas de Rosario, el uso de billeteras virtuales para pagar en el kiosco o cantina de la institución aparece como una excusa recurrente.
Pero el uso de smartphones y redes sociales no es un problema solo en las escuelas: “Hay alumnos que llegan dormidos por estar usando el celular hasta la madrugada”, señala un directivo de un reconocido colegio del centro de Rosario en conversación con este diario. “No hay que nosotros (los docentes) estamos con los chicos cuatro o cinco horas, pero el día tiene 24 horas”, agrega el titular. El uso de smartphones y redes sociales por parte de menores es una problemática que merece, al menos, un debate.
La prohibición oficial y la realidad de las escuelas
En Santa Fe, hay una ley provincial que prohíbe el uso de celulares en las escuelas de toda la bota. Es la número 12.686 y fue sancionada en el 2006: “Prohíbese el uso de aparatos de telefonía celular o equipos similares, cualquiera sea su tecnología, por parte del personal docente, no docente y alumnos en los establecimientos escolares dependientes del Ministerio de Educación de la Provincia, durante los horarios de dictado de clases”, reza la normativa.
La disposición provincial está muy cerca de cumplir las dos décadas. Pandemia de por medio, la tecnología ganó mucho terreno como herramienta pedagógica y es difícil despegarse de ella. “En líneas generales, el uso de celular está prohibido en primaria y secundaria, pero en este nivel se puede usar con fines pedagógicos”, explicaron desde el ministerio de Educación de Santa Fe.
No obstante, diversos titulares de educaciones de Rosario han señalado en conversación con La Capital que la Ley 12.686 “nunca fue reglamentada” lo que genera “un espacio para gris”, para que cada escuela actúa con “discrecionalidad”, ya que no un “manual” a seguir en cuanto a la prohibición de los celulares.
“(La ley) es una herramienta guardada en una cajita, no hay especificaciones cada escuela puede hacer lo que le parezca)”, expresó en conversación con este diario un director de un colegio céntrico.
Entonces, los directivos se encuentran en un “gris” a la hora de sancionar alumnos por el uso del celular. En este marco, cada escuela aborda el tema en su propio código de convivencia. Algunas instituciones educativas de Rosario optaron por prohibir su presencia del todo, mientras que otras optaron por incorporar los smartphones en los últimos años de la escuela secundaria como herramienta pedagógica.
El rol de las familias
Lo cierto es que la problemática de los celulares en menores no puede ser resuelto por un solo actor: «Tiene que ser un trípode: Estado, familia y escuela», señala un especialista en educación. En cuanto al uso de smartphones en el aula, docentes señalan que, en muchas ocasiones, son los padres, madres y tutores quienes contactan a los adolescentes en hora de clase a través de un llamado o un mensaje.
«En muchos son las mismas familias quienes llaman los chicos en el horario de clase. He tenido que pedirle yo a padres y madres que por favor no llamen más en esos momentos», expresa María Belén Guirado, profesora de historia y Secretaria de Secundaria en Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé).
«Recuerdo un caso de una alumna que la mamá la llamó en medio de la clase para avisarle que falleció un familiar», recuerda Guirado en conversación con este diario, y agrega: «Uno está dando una clase, de golpe pasa una situación como esta, y la contención que uno puede dar obviamente es la del sentido común, acompañar, pero no son los modos a de comunicar».
Ahora bien, ¿por qué los padres no se comunican con la escuela, en vez de con los adolescentes? «Los teléfonos fijos de las escuelas ya no andan», sintetiza el educar Arístides Álvarez.
«Muchas veces la línea (de la escuela) se dejó de abonar, o el teléfono está roto y nunca se arregló», suma Guirado, docente y referente gremial, y agrega: «Aunque los padres a veces se comunican primero por mensaje con los preceptores, hacen el doble contacto de llamar a los chicos también, para poder comunicarse más rápido».
