A un año de su creación, se reunió por primera vez el espacio multisectorial creado por el presidente Milei el 9 de julio de 2024. El Consejo, enmarcado bajo un programa abiertamente antiobrero, contó con la presencia de la CGT. En esta ocasión, el secretario general de la UOCRA fue quien representó al sector gremial.
En el Salón de los Nueve Escudos, al interior de la Rosada, Guillermo Francos fue el encargado de encabezar la primera reunión del Consejo de Mayo. El encuentro, que tuvo una duración de una hora, apuntó a reactivar las charlas para poner en práctica el contenido programático del pacto firmado el 9 de julio de 2024.
Las complicaciones en el ámbito económico y fiscal, junto con las presiones ejercidas por el Fondo Monetario Internacional, hacen que el gobierno acelere para tratar de consolidar una unidad que le permita encontrar una solución a estos problemas. Con las reformas estructurales exigidas por el organismo de crédito, la representación del sector sindical ya delinea, una vez más, la entrega que realizarán estos sectores.
La cita inaugural contó con la representación de los sectores firmantes, los cuales fueron designados por decreto hace casi un año. Por parte del Poder Ejecutivo, estuvo el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger; en representación del Poder Legislativo, estuvieron presentes la senadora Carolina Losada (UCR) y el diputado Cristian Ritondo (PRO); las provincias firmantes se vieron representadas por el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo; el empresariado contó con la presencia del titular de la UIA, Martín Rapallini; y, desde el sector gremial, el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, fue en representación de la CGT.
El gobierno libertario se encuentra apremiado por varios factores, por lo que la puesta en marcha de esta especie de multisectorial patronal le es muy importante para que empiece a jugar un papel relevante.
En pocas semanas, el equipo económico libertario debe responder a una serie de vencimientos de deuda; por otro lado, todos los gobernadores han decidido presionar a la Nación por el reparto de la recaudación; también, en dos semanas, Sturzenegger perderá sus facultades extraordinarias, por lo que sus reformas deberán comenzar a pasar por el Congreso; además, en estos días, la misión técnica del Fondo Monetario Internacional aterrizará en suelo argentino para controlar el desarrollo del nuevo programa y reactivar las discusiones sobre las reformas estructurales que exige para el cumplimiento de las metas.
Conociendo el contenido del Pacto de Mayo, el cual apunta a resolver todos los problemas antes mencionados, la principal central obrera del país no tuvo ningún reparo a la hora de enviar un representante para poner en marcha la aplicación de este pacto. Fue así que el secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, Gerardo Martínez (UOCRA), fue el designado para consensuar los diez puntos programáticos, entre los cuales la reforma laboral, la reforma previsional y la reforma tributaria son ejes centrales de la propuesta del oficialismo.
El comportamiento de la CGT, a esta altura, ya casi no sorprende a nadie. Estos empresarios burócratas, disfrazados de sindicalistas, ya no defienden ni siquiera a quienes dicen compartir el campo nacional y popular, como sucedió con el reciente fallo de la Corte. Pero, lejos de entrar en la interna de los distintos sectores del peronismo, en el desarrollo del gobierno de Milei también han dejado pasar el continuo congelamiento de las paritarias para darle margen al plan motosierra del gobierno; se inmovilizaron frente al intento de cercenar el derecho a huelga; y tampoco han desarrollado ninguna acción contra el inmenso ajuste ejecutado por todos los gobiernos, tanto el nacional como los provinciales.
¿En qué consiste el pacto de mayo?
Hace casi un año, cuando el presidente Milei presentó este documento, lo describió como un conjunto de “leyes básicas inalterables de la economía”. Esas leyes se agrupan en los siguientes diez puntos:
- Inviolabilidad de la propiedad privada.
- Equilibrio fiscal innegociable.
- Reducción del gasto público.
- Educación con alfabetización plena y sin abandono escolar.
- Reforma tributaria.
- Rediscusión de la coparticipación federal.
- Explotación de los recursos naturales del país.
- Reforma laboral moderna.
- Reforma previsional.
- Apertura al comercio internacional.
Esta lista de medidas nada tiene que ver con políticas para mejorar la vida de los trabajadores, sino que son los ejes programáticos de un sector del empresariado nacional, junto al imperialismo yanqui, para sortear los embates de la crisis. El método para resolverlo: un violento ajuste a la clase trabajadora y a los sectores populares.
El solo hecho de sentarse en esa reunión deja en claro qué tipo de intereses persigue la dirección burocrática de la CGT. En todo el transcurso del gobierno libertario, a pesar de los paros generales impulsados por el descontento de las bases, la principal central obrera del país solo se ha encargado de negociar el ajuste con el gobierno de Milei. Lo que se necesita para frenar a este gobierno es lo opuesto a lo ofrecido por estos personajes. Solo la más amplia unidad en la lucha, acompañada de paros generales y un plan de lucha que incluya movilizaciones, asambleas y acciones que busquen recomponer las condiciones de vida de los trabajadores, puede terminar con este gobierno. Sin la puesta en marcha de un proceso de movilización contundente, es imposible defenderse de los continuos ataques del gobierno a los derechos laborales y democráticos que busca hacer desaparecer. Mientras el Pacto de Mayo —firmado en julio— es el eje a aplicarse, los designios del FMI y de los sectores concentrados de la economía continuarán profundizando el ajuste.