Por lo menos 161 personas siguen sin ser localizadas en Texas días después de las inundaciones repentinas que mataron más de cien personas durante el fin de semana del 4 de julio, según remarcó el gobernador Greg Abbott.
El número de desaparecidos reportados prácticamente se triplicó después de que las autoridades establecieran una línea directa para que llamaran las familias.
Abbott indicó que se cree que los desaparecidos están en el condado de Kerr, donde se recuperó el mayor número de víctimas. Remarcó que muchos probablemente estaban de visita o alojados en la región de Hill Country durante las vacaciones, pero no estaban registrados en un campamento o un hotel.
Las tierras bajas a lo largo del río Guadalupe están repletas de campamentos juveniles y campamentos, incluido Camp Mystic, al que solamente acuden niñas, donde se reportó el fallecimiento de al menos 27 personas y seis desaparecidos.
Los equipos de búsqueda y rescate utilizan equipo pesado para remover árboles, desenterrar grandes rocas en las orillas del río y mover enormes pilas de escombros que se extienden por kilómetros mientras buscan a las personas desaparecidas. Equipos en aerodeslizadores, helicópteros y a caballo, junto con cientos de voluntarios, forman parte de una de las operaciones de búsqueda más grandes en la historia de Texas.
Bob Henson, meteorólogo de Yale Climate Connections, dijo que la inundación de Texas es la más letal lejos de las costas desde el 31 de julio de 1976, cuando en el Cañón Big Thompson en Colorado el agua atravesó un cañón estrecho lleno de personas durante un fin de semana festivo y mató a 144 personas.
Abbott prometió que la búsqueda de víctimas no se detendrá hasta encontrar a todos los desaparecidos. También aseguró que el presidente, Donald Trump, se comprometió a proporcionar toda la ayuda que Texas necesite para recuperarse.